domingo, 22 de noviembre de 2009

Brasil, un refugio para la diáspora palestina


El palestino Mahmud Abbas voló ayer por la noche rumbo a Río Grande del Sur para visitar el estado con la mayor comunidad palestina en Brasil: residen allí 20.000 personas oriundas de esa castigada tierra, sobre un total de 50.000 distribuidos por todo Brasil. Por la noche habrá una cena en honor de esos compatriotas que adoptaron a Brasil como su hogar.

En esa región los árabes palestinos son bastante antiguos y, en general, son tan ricos como judíos y libaneses. Allí emigró la primera camada de Palestina que huían de los vientos de la guerra con Israel o buscaban, desesperadamente, dónde encontrar sustento luego de quedar desarraigados por perder tierras y casas. El empresario Nessim Samara de 57 años, quien preside la Sociedad Árabe Palestina en Santa María es uno de aquellos inmigrantes iniciales. Pero los que vinieron después, en pleno siglo XXI, ya no gozan de buenas condiciones económicas.

Una de las localidades elegidas para vivir es Moggi das Cruzes, a tan sólo 50 kilómetros de la ciudad de San Pablo. Gazi Saheen montó una taberna al llegar a esa localidad serrana. Pero tuvo que cerrarla y hoy está desempleado. El es uno de los 108 palestinos que desembarcaron en 2007 en la capital paulista. Casi todos ellos vienen de los campos de refugiados en Jordania. Hasta ahora, hombres, mujeres y niños de esa colectividad viven gracias a la ayuda del Alto Comisionado de Refugiados de las Naciones Unidas que incluye el pago del alquiler de una vivienda. Pero el último día de este año no será para festejar: marca también el fin del subsidio que les permite sobrevivir con alguna dignidad. A partir de ese momento, tendrán que arreglarse como puedan en un país que todavía no los terminó de asimilar.

Esa última camada de inmigrantes palestinos vivió momentos dramáticos. Muchos partieron para Jordania y son sobrevivientes de la masacre de Sabra y Chatila en el sur del Líbano. La mayoría había conseguido refugio en Irak por la concepción panarabista del ex presidente derribado y muerto Sadam Hussein. Con la ocupación norteamericana de ese país, los palestinos se convirtieron el blanco de la persecución política y emigraron a Europa, Canadá, México, Australia, Chile y Brasil. Uno de esos inmigrantes, Mohamad Tamimi de 68 años, contó a la ONG Refugees United con base en San Pablo, Copenhague y Nueva York: "Huí siete veces de los cinco campos de refugiados en los que estuve" relató. Su vida recién conoció la paz en Brasil: nacido en Ramallah en 1941 a los 7 años tuvo que salir a toda prisa con su familia rumbo a Jordania. Eran los tiempos del primer enfrentamiento árabe-israelí. Volvió a Palestina en 1955 pero nuevamente tuvo que dejarla en 1967 ante la guerra árabe-israelí. Pasó por Siria, Líbano y Jordania, para instalarse en lo que creía su morada definitiva: Bagdad. Pero con la caída del régimen baasista un nuevo destino lo esperaba, esta vez en Sudamérica.
Clarin

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