domingo, 22 de noviembre de 2009

Sospechan que espiaban a la AMIA

La Justicia sospecha que la organización que se dedicaba a pinchar teléfonos de empresarios y personalidades públicas también intervino los teléfonos de la AMIA, brazo social de la comunidad judía.
Si se comprueba esta hipótesis, se podría complicar la situación del comisario mayor retirado Jorge Palacios, ex jefe de la Policía Metropolitana. Palacios está preso, acusado de participar en la intervención del teléfono celular de Sergio Burstein, uno de los familiares de las víctimas de del atentado contra la AMIA, ocurrido en 1994, según dijeron fuentes judiciales a LA NACION.
Palacios, que también se encuentra procesado, acusado de encubrir la investigación del ataque a la mutual judía, mantenía un enfrentamiento público con Burstein que se había opuesto a su designación en la policía metropolitana. La AMIA también planteó sus objeciones a que Mauricio Macri nombrara a Palacios en la policía porteña. El acusador de Palacios en aquella causa por el caso AMIA y en ésta es el mismo: el fiscal Alberto Nisman.
El viernes, unos agentes de la SIDE acercaron al juzgado de Norberto Oyarbide, a cargo del caso de las escuchas, los últimos CD con los cruces de llamadas telefónicas que realizó Palacios con el ex agente de inteligencia de la Policía Federal y ex empleado porteño Ciro James, preso desde que se hallaron en su casa valijas equipadas para intervenir celulares.
Uno tras otro Esos datos revelaron que James, aspirante a ingresar a la Policía Metropolitana, se comunicó con Palacios el 8 de septiembre pasado, a las 9.29, durante 67 segundos. Luego hubo seis llamadas de James a la AMIA. Cinco al conmutador del edificio de Pasteur 633 y otro a un número directo del área de cultura. Ese día, la justicia misionera, con los datos que le proporcionó James, ordenó pinchar el teléfono de Burstein, como si fuera sospechoso de homicidio.
Oyarbide ya pidió el juicio político de los jueces misioneros Horacio Gallardo y José Luis Rey, para detenerlos e indagarlos ante la sospecha de que prestaron sus firmas para intervenir los teléfonos sin motivos.
Tras las llamadas a la AMIA desde el celular de James, que ocurrieron a las 9.46, a las 9.49, a las 9.51, a las 10.32, a las 10.34 y a las 10.38, se vuelven a suceder las llamadas al celular de Palacios. James cortó la última comunicación con la AMIA a las 10.41 y a las 10.43 llamó a Palacios.
Para el fiscal Nisman, este patrón revela los nexos entre Palacios y James y, eventualmente, un intento de intervenir el teléfono de la AMIA.
El fiscal sustenta esta sospecha en que cuando se intervino el celular de Burstein ocurrieron patrones similares de llamadas, entre el subordinado y el jefe policial, mientras en la causa de Misiones avanzaban los trámites para interferir el teléfono del familiar de la AMIA.
Las llamadas de James se hicieron al conmutador de la AMIA, al que también ingresan llamadas dirigidas a la DAIA, brazo político de la comunidad judía en la Argentina.
El fiscal Nisman cree que si existió una intervención telefónica, debe de haberse realizado no por medios electrónicos, sino físicos. Es decir, que no había un equipo móvil montado en un vehículo estacionado en las cercanías de Pasteur 633 para monitorear el contenido de las llamadas, como suele hacerse con las valijas de espionaje preparadas para captar en el aire el contenido de las comunicaciones. Deduce que pudieron haber colocado un equipo en la empresa de telefonía fija que provee el servicio a la AMIA o en alguna caja de la vía pública.
Fuente: Diario La Nacion

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