lunes, 14 de junio de 2010

El peligro salafista

PILAR RAHOLA | 08/06/2010

"Esto es Goebbels con internet". Con esta alarmante frase un experto resumió el reto a que está sometida la humanidad por parte del fundamentalismo islámico. La cita era en París, en un congreso en el que tuve el honor de participar. A pesar de que han pasado años, no cambiaría ni el título –"La democracia herida"–, ni el sentido de mi conferencia. Goebbels con internet. Es decir, ideología totalitaria, masivamente conectada gracias a la tecnología moderna. ¿Significa que todo el fenómeno ideológico asesina personas? Claro que no. Pero, si bien la mayoría de los fundamentalistas no matan a nadie, forman parte de un virulento ejército de ideas antidemocráticas cuyo objetivo es destruir las sociedades libres.

Otra suerte de muerte, aunque se trate de la muerte de las ideas. ¿Cuántos son en el mundo? Es decir, ¿cuántos millones de personas militan en el proyecto de imponer un modelo feudal islamista a todo el planeta? Dicho así parece un cuento de niños. Pero cuando aterrizamos en nuestro país y el CNI habla de un 20% de extremismo islámico en España y más de un 25% en Catalunya, el cuento de niños se convierte en un relato terrorífico. Pongamos cifras. Si en Catalunya viven 400.000 musulmanes, y los servicios de inteligencia dicen que el 25% pertenecen al radicalismo, estamos hablando de 100.000 personas vinculadas a una ideología que quiere destruir nuestro modelo social. Los tres principales movimientos son el salafismo, Tabligh, y Justicia y Caridad. En Catalunya es tan fuerte el salafismo que se ha convertido en el epicentro de congresos europeos.

Por supuesto, allí donde dominan a sus comunidades, la radicalización es palpable, incluso visualmente. Así pues, y con los datos policiales confirmados, también podemos confirmar la brutal magnitud del problema: nunca antes habíamos tenido a más de 100.000 personas convencidas de la "bondad" de una ideología totalitaria. Es decir, nunca antes habíamos tenido un ejército de extremistas tan numeroso, tan hábil en el manejo de los resortes democráticos, tan generosamente financiado por países extranjeros y tan lesivo para la libertad. Ríanse ustedes del famoso oro de Moscú…

Cien mil personas, pues, que creen que Dios es la fuente de la esclavitud, que la democracia es una maldad que hay que combatir, que las mujeres no tienen derechos, que Occidente es el territorio por conquistar y que la tecnología moderna sirve para volver a la edad media. Y todo ello, amparado por despistados de izquierdas, administraciones buenistas y la propia fragilidad del sistema. El problema es monumental. Y mientras tanto, algunos sabios que han declarado la guerra a la inteligencia, hablan de multiculturalidad y libertad de culto. La cuestión no es que sean tan obtusos. La cuestión es que los otros se aprovechan de tanta tontería nuestra. Porque puede que sean fanáticos, pero son muy listos.

Fuente: La Vanguardia- España

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.