martes, 1 de junio de 2010

GANADOR DE PREMIO NOBEL Y VICTIMA DEL HOLOCAUSTO HACE NOVELA SOBRE EL HORROR DEL PASADO‏




Con un Premio Nobel de la Paz en el curriculum (de 1986) y una lista extensa de libros publicados, entre ellos, "Una Voluntad Loca de Bailar", Élie Wiesel trae ahora su mas reciente exito: "El Caso Sonderberg".
El autor trae nuevamente su experiencia de sobreviviente del Holocausto --a los 15 años fue enviado a Auschwitz junto a su família-- para crear una trama reveladora sobre el sufrimiento para crear esa narrativa que trae dos personajes centrales: Werner Sonderberg, estudiante universitário aleman, acusado de matar al tio durante un viaje, y Yedidyah, judio polaco periodista y critico teatral, que acaba, debido a su talento para la interpretacion de personas, escogido para cubrir el juicio.
Al acompañar los desmembramientos del caso, el periodista comienza a analizar la propia vida y sus elecciones. Quien es el realmente? Como reencontrar los rostros desaparecidos de un padre, una madre y un hermano? Como entender las necesidades reales de su esposa?
En cierto momento, Yedidyah recurre a la hipnosis para recordar las imagenes de su infancia y alumbrar una historia que, hasta el fin de los tiempos, causara vergüenza a la humanidad.

EL CASO SONDERBERG
Debemos sufrir, despues sentir en la nuca el soplo helado de la muerte, para comprender por que resulta de, desde la mas tierna infancia, que paseamos con una especie de ola en el alma, proxima a la melancolia?
Fue lo que senti bien antes del juicio.
Y despues.
Fue lo que experimente en el dia en que, con voz dulce y lenta, como si estuviese hablando con una criatura, el doctor Feldman me explico que el cuerpo es capaz de convertirse en nuestro enemigo implacable.
En lo que al juicio se refiere, por mucho tiempo estuve convencido de que nunca conoceria la verdad sobre lo que realmente paso en aquel dia, en las altas montañas de los Adirondacks, entre aquellos dos hombres.
Accidente? Suicídio? Homicídio? Podemos permitir que se lleve para la tumba un enigma que se rehusa a entregar su secreto?
Al final, que diablos habia llevado a Werner Sonderberg a interrumpir sus estudios en la Universidad de New York para ir a pasear con su viejo tio calvo y desengañado tan lejos del Village, se preguntaba Yedidyah. Que se habian dicho uno al otro para que su discusion terminase en una violencia asesina? Quien era, al final, ese tio, cuya muerte tragica, lejos de todos, fue a parar al pretorio de Manhattan, repleto de periodistas, abogados y curiosos durante horas y dias?
Hace tiempo que los medios de comunicacion de masas, monopolizados por una actualidad cambiante, o simplemente cansados, ya no hablan de ese juicio. El destino de un individuo cuenta poco en relacin a las agitaciones de las estrellas politicas, financieras o artisticas. Pero Yedidyah piensa en el con frecuencia, tal vez hasta demasiado; en verdad, continua obcecado por el. Las imagenes antiguas del juicio no lo abandonan; tampoco sus ecos. La sala iluminada, los jurados con expresion alternadamente impasible u horrorizada, el juez que parecia dormitar, sin perder, mientras tanto, una palabra siquiera de lo que se decia, el fiscal que se consideraba el angel justiciero. Y el reo, oscilando entre la provocacion y el remordimiento, evitando la mirada triste de su bella novia. A veces, al hacer el balance de su trabajo, con sus fracasos y sus interrupciones, sus triunfos deslumbrantes y sus silencios lentos o vertiginosos, y ese juicio que surge en Yedidyah como un granito negro atrayendo el crepusculo.
Los años pasaron desde entonces, pero Yedidyah aun no consigue pronunciarse.
Donde comienza la culpa de un hombre, y donde termina? Que es definitivo, irrevocable?
Un pensamiento no para de obcecarlo desde que, gracias al diagnostico del doctor Feldman, el se concientizo de su mortalidad: es posible que yo me apure, es justo que deje a mis hijos, a su madre Alika y todo ese mundo convulsivo y condenado, sin tener certeza?
Voy a recordar ese acontecimiento hasta mi ultima hora en esta tierra que me genero, cargandome de un descubrimiento a otro, de recuerdo en recuerdo, de una emocion a otra, y nunca sabre la verdadera razon.
Por que ese encuentro, ese ataque frontal con un destino que toco una superficie mia, como fruto del acaso?
Yo podria haber estudiado otras cosas, haberme interesado por la musica, y no por el teatro; podria haber tenido otros maestros, haberme arrebatado con otra mujer, no haberme apasionado por Alika; podria haber sido menos cercano con mi abuelo, con mi tio Meir, haber hecho otros amigos, nutrido otras ambiciones; en resumen: podria haber nacido en otro lugar, tal vez en el mismo pais, en la misma ciudad de Werner Sonderberg, haber explorado otros recuerdos. Podria haber pasado la vida entera sin saber la verdad con respecto a mis propios origenes.
Podria simplemente no ser, o ya no ser.
O no ser yo.

Fuente: Folha- Brasil

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