lunes, 7 de junio de 2010

Recuperar Ashkenaz

By AVIV LUBAN



Yo conoci por primera vez a Natan, de 90 años, el dia despues del Dia de Recordacion del Holocausto el año pasado. El fue uno de los primeros entre los muchos ancianos judios de Europa oriental que yo tuve la fortuna de conocer, como parte de una beca con el Centro Nacional del Libro Idish de Amherst, Massachusetts. Yo registro sus historias, en idish y en hebreo, mientras ellos cuentan sus vidas y el mundo judio en el cual crecieron.
La reunion con Natan fue unica, tanto por su oportunidad como debido a que era un amigo cercano de la niñez de mi abuelo. Y la entrevista misma fue extraordinaria. En el curso de tres horas, el me conto acerca de la belleza de la vida jasidica en su lugar natal en el noroeste de Polonia, con su camaraderia y amabilidad, y la vibrante y bulliciosa cultura que el experimento en Vilna como estudiante. El recordo la insondable destruccion de su comunidad y familia, historias de venganza y escape a Kazakhstan, luchando en suelo germano con el Ejercito Rojo y luego evadiendo ese ejercito para contrabandear refugiados judios a traves de Italia en ruta a Palestina.
Con una voz temblorosa, el leyo una carta que escribio, publico en el periodico idish americano Forverts en 1944, describiendo la matanza de su comunidad y clamando por venganza contra los alemanes. En 1948, el combatio por la Independencia de Israel.
Cuando el conto de la muerte y matanza de gente, individuos entre los millones, el me miro, a traves del abismo, con ojos temblorosos. No habia un rastro de maldad en el, solo un inconsolable descorazonamiento.
Al final de la entrevista, el confio: "Yo nunca he contado a nadie tanto como lo que te he contado a ti." Y, me exhorto: "Se fiel al Judaismo, al Judaismo judio."
LA OPORTUNIDAD DE mi reunion con Natan fue prodigiosa. El dia anterior, asisti a un gran evento recordatorio por las comunidades judias destruidas en una region del sudeste de Polonia. Nosotros escuchamos muchas declaraciones para el pasado y el futuro, muchos gestos de reverencia. Los oradores orgullosamente afirmaron las contribuciones de los judios de esa region a la sociedad israeli, de su politica y cultura. Y aun, no hubo practicamente mencion de, y por lo que puedo decir, dificilmente alguna sensibilidad para la tremenda cultura judia que fue aniquilada.
El recuerdo del Holocausto es una fuerza tremenda en la conciencia colectiva israeli y la mas amplia judia. La recordacion tiende a enfocarse casi exclusivamente en la destruccion perpetrada por los alemanes, y las respuestas judias- pero no sobre la insondable riqueza judia que fue destruida. El conocimiento de la vida de la pre-guerra es escaso; la mencion de esa vida es a menudo instrumental y subsirviente a la narrativa de la destruccion.
Es auto-evidente que una muerte puede tener poco significado para nosotros si no entendemos la vida que la precedio. Hoy, nosotros estamos en gran medida alejados de aquellos que rememoramos. Careciendo de un conocimiento interno, enfatico de aquellas personas y su cultura, nosotros perdemos el sentido de su realidad y su preciosidad.
Hay tanto hablado acerca de preservar las historias de sobrevivientes y aprender las lecciones del Holocausto y yo firmemente creo en esa mision nacional. Pero, igualmente importante para la vida judia presente y futura esta la memoria del mundo que fue destruido. Cada persona viva de Europa oriental lleva una riqueza de conocimiento acerca de esa cultura. Y mas alla de los detalles y hechos, estas personas comunican- en sus historias, en la cancion de su discurso, en sus visiones y en sus personalidades- algo inefable: una profunda y exquisita Judeidad (idishkait) que es ahora tan raro en el mundo.
Sus historias de destruccion y supervivencia son de hecho valiosas. Pero esto palidece en comparacion con la preciosidad de la misma gente, estos judios, los ultimos portadores de ese idishkait exaltado que florecio en las ciudades y shtetls de Polonia, Lituania y mas alla. Sus historias testifican la muerte de Ashkenaz; sus personalidades testifican de su magnifica vida. Ahora, antes que se acabe el tiempo, nosotros debemos ser testigos de ellos.
La juderia europea oriental era un pueblo profundamente cultural: sus tesoros culturales venian directamente de su gente; los tesoros eran su gente.
Era una cultura que- hasta y en un grado a traves del periodo moderno- veneraba el aprendizaje, la piedad, la devocion a Di-s y la gente. Los judios no eran impresionados por muestras de fuerza. Para ellos, la amabilidad era la medida de la fuerza. Ellos manifestaban el encapsulamiento rabinico del caracter judio: rajmanim, baishanim, gomlei jasadim- "misericordiosos, humildes, hacedores de caridad" (Yevamot 79a). Ellos entendieron, en una forma muy inmediata, que la existencia judia es tanto tragica como sublime.
Cuanta sabiduria tuvieron, cuanta dulzura y fortaleza, cuanta obstinada devocion a la bondad y al idishkait. Ellos tenian patetismo sin auto-indulgencia, humildad sin auto-conciencia. Sus bromas, las que eran mas David que Goliat, sus canciones que estaban llenas de anhelo, sus danzas e historias, su magnifico idioma idish y su irreprimible inteligencia- todo revelaba su Judeidad que fue al mismo tiempo refinada y no pretenciosa. Y en sus ojos brillaria ocasionalmente un destello de brillantez- di shkhine fun ge’oynus: “el genio interior” (para repetir las palabras de Kadya Moledvosky, la gran poetisa idish).
Aquellos judios, distanciados por tiempo y espacio de la tierra ancestral, estaban profundamente arraigados en el suelo del alma judia.
De hecho, su enfoque sobre la inmanencia y espiritualidad fue unilateral. Muchas de las recientes generaciones- comenzando en la Europa oriental y en la Israel anterior a la independencia- reaccionaron a esto y se movilizaron al extremo opuesto. En una repentina reversion de valores, gvurat israel – la fortaleza de Israel – reemplazo a tiferet israel – la belleza de Israel. La profundidad fue a menudo cambiada por la exterioridad. Los nuevos valores nos llevaron a equivocar a esos judios con debiluchos. Nosotros los igualamos con fragilidad de cuerpo, y pasamos por alto la inmensidad de su espiritu. En el camino, nos volvimos insensibles a la espiritualidad judia.
La idea de “negacion de la Diaspora” continua profundamente intrincada en la conciencia israeli. En los ultimos años, el importante comentarista social israeli Prof. Asa Kasher opino que el exito del sionismo debe ser medido por el grado en el cual la sociedad israeli se purga de la galut (exilio, o Diaspora). Tristemente, tantos de nuestro pueblo aun desprecian todas las cosas galuti – excomulgando el pasado, y por extension, a los judios que vivian en el pasado.
La eliminacion del Holocausto, combinada con el auto-rechazo (el incentivo de mucha de la moderna reinvencion judia), ha llevado a la ruptura en el flujo del recuerdo. Nosotros ahora ya no conocemos nuestro propio pasado. Estamos alejados de nuestras raices, y asi de nosotros mismos. La construccion de un estado judio, una cultura y aprendizaje judios, la practica del Judaismo- estos continuan ofreciendonos significado, inspiracion y vision. Pero una vez alejados de las fuentes de nuestro pasado reciente, nuestro presente se vuelve disecado. Alejados de nuestras mas inmediatas fuentes de vida y Judaismo, nuestras acciones y creaciones se vuelven vacias. Nosotros somos como cuerdas sin una caja de sonido.
El sionismo busca ser el florecimiento de nuestra redencion. Como produciremos flores si cortamos nuestras propias raices?
Hay indudablemente muchas cosas buenas en nuestra sociedad israeli actual; pero decir eso no tiene que excluir reconocer y adoptar los elementos extraordinaria y profundamente judios de las culturas judias de la Diaspora. En nuestra campaña para justificar el proyecto sionista, pensamos que era necesario rechazar a nuestros ancestros- para articular nuestras fortalezas como la redencion de un pasado quebrado. Afortunadamente, algunos estan comenzando a darse cuenta que alentar nuevos proyectos no tiene que negar el pasado que es una parte de nosotros, que reconocer- como primer paso para recuperar- los tesoros del pasado no tiene que amenazar nuestro valiente nuevo mundo.
Una prueba a largo plazo de sionismo puede ser si prueba ser lo suficientemente fuerte y verdadero para permanecer sin la muleta ideologica del rechazo historico, para atraer mas que denigrar a las culturas judias previas. Es trayendo el presente en resonancia con lo que trasciende el presente que nuestro pueblo asciende a jaiei olam – la vida eterna cuyas semillas estan implantadas en nosotros.
Lo que hacemos hoy- vivir en y construir un estado judio, trabajar la tierra judia- nosotros nos daremos cuenta, no es para nosotros; es para el pueblo judio en su totalidad. Abriendonos a lo eternamente judio, retendremos este momento en nuestra vida nacional y lloraremos con las lagrimas de un pueblo eterno.
NOSOTROS NECESITAMOS esa cultura hoy – nosotros necesitamos su sabiduria y su honestidad, su cancion y su silencio. Yo creo que no hay mejor forma de recuperar nuestro pasado que reuniones uno por uno entre jovenes y ancianos y compartir las historias y sabiduria. Preservar digitalmente sus historias, y conocerlos simplemente, podria convertirse en un proyecto nacional. Luego del precedente de las entrevistas a sobrevivientes de Yad Vashem, estas reuniones podrian ser dirigidas hacia la preservacion cultural de ultimo minuto. Ellas podrian contribuir al reconocimiento de esa cultura y de otras comunidades de la Diaspora, a una auto-recordacion radical judia.
este proyecto es uno urgente. COn el Holocausto, nosotros tenemos 10-20 años para preservar las experiencias de gente que presencio un hecho de significacion para toda la humanidad. Con la Europa oriental, nosotros podemos tener menos tiempo: Aquellos lo suficientemente viejos para recordar estan en sus 80s y 90s. Ellos llevan consigo las ultimas visiones de la civilizacion ashkenazi- no un acontecimiento catastrofico sino una cultura milenaria de santidad y humor, fuego y dulzura. Si nosotros no preservamos estos restos, entonces el recuerdo de esa profunda cultura judia, y de aquellos profundos judios, estara perdido para todas las generaciones. Estos son los ultimos judios de Europa oriental.
Las primeras lujot, las tablas dadas en Sinai, aunque destrozadas, fueron preservadas y llevadas con el pueblo judio a traves del desierto y hacia la Tierra de Israel. Las lujot de la Juderia europea occidental fueron reducidas a polvo y cenizas y arrojadas al viento. Todo lo que queda son unos pocos granos vivaces. Alcancemos y preservemos lo que podemos antes que desaparezcan.

Fuente: The Jerusalem Post

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