lunes, 28 de junio de 2010

¿Xenofobia o sentido común?‏

¿Xenofobia o sentido común?

JOSE BRECHNER

Las derechas están avasallando en los comicios en Europa. La avalancha se veía venir después de las elecciones para el Parlamento Europeo del 2009, donde las izquierdas fueron masacradas por el voto popular. El PE cuenta con 736 miembros y representa a 500 millones de ciudadanos. Nunca existió un ente transnacional de tamaña magnitud y relevancia en la historia de la humanidad.

La caída de los socialistas era predecible. Es que había que ponerle límite a la estupidez. Los progres dejaron que todo lo que puede destruir su sociedad y su modo de vida sea permitido. No aprendieron a ponerle coto a la tolerancia. Y como dijo el escritor peruano Luis Alberto Sánchez: “Se puede ser tolerante con todo, menos con la intolerancia”.

La corrección política dejó que los inmigrantes musulmanes, que gozan de los mismos privilegios que cualquier cristiano --cosa que ellos no permiten en sus países con los “kafir” (infieles)-- se vayan apropiando de Europa, forzando sus primitivos y descomedidos modos, leyes y costumbres.

Holanda, una de las sociedades más amplias de mente, está sufriendo las derivaciones de la estrechez de pensamiento de su población islámica. En vez de ser agradecidos con los que les dan cobijo y la oportunidad de vivir mejor que en África y Medio Oriente, los mahometanos critican, condenan, maldicen, amenazan y atacan a sus anfitriones.

Una de las víctimas de esa prepotencia, fue el cineasta Theo Van Gogh, que fue asesinado porque produjo la película “Sumisión”, en la que denunció el trato inhumano y abusivo a las mujeres en las sociedades islámicas. Como consecuencia de ése y otros crímenes cometidos por los musulmanes, los pacíficos holandeses han decidido proteger su estilo de vida y su vida misma, y los conservadores ganaron las elecciones después de 60 años.

El Partido por la Libertad, de Geert Wilders, que es acusado de xenófobo por la prensa progre, debido a que dijo que hay que poner restricciones a la inmigración islamista, obtuvo 24 parlamentarios; el tercer lugar. El segundo puesto con 30 escaños les corresponde a los socialdemócratas liderados por Job Cohen, y el primero, a los liberales de derecha dirigidos por Mark Rutte con 31 parlamentarios.

Wilders produjo el cortometraje FITNA, en el que mostró la terrorífica islamización de Occidente, más los atentados en New York, Londres y Madrid, perpetrados por los terroristas musulmanes, que actuaron obedeciendo al pié de la letra las enseñanzas del Sagrado Corán.

El giro a la derecha no es sólo por cuestión de supervivencia frente a los fanáticos religiosos. Es también resultado de las erróneas políticas socialistas que han disminuido el poder económico de los holandeses, que deben tapar un hueco de 29.000 millones de euros, por sustentar precisamente a estos desconsiderados inmigrantes, que reciben educación, servicios médicos, vivienda, y otros subsidios, sin devolver nada positivo a cambio.

En busca de respuestas equilibradas a la crisis económica, y procurando atender con mano firme los problemas inmigratorios, los europeos han elegido gobiernos de tendencia conservadora en Alemania, Francia, Italia, Inglaterra, Bélgica y Dinamarca. Y los partidos de derecha han cobrado fuerza en Gran Bretaña, Austria, los Países Bajos, Bulgaria, España y Hungría.

Los europeos están retornando al capitalismo tradicional, para ponerse a la par de los chinos y rusos que les están ganando de mano. Al mundo pensante no le queda dudas de cómo se produce la riqueza y alcanza el bienestar. Los únicos atrofiados que todavía veneran a Marx y para colmo se consideran vanguardistas, están en Sudamérica. África sigue en el tribalismo.

El espacio resbaladizo donde los europeos están haciendo sus primeros experimentos, y todavía no saben cómo desenvolverse, es el problema islámico. Los chinos y rusos en ese sentido obran sin mucha cortesía. Cuando surge algún conflicto con los musulmanes, operan como ellos y los vuelan en pedazos. Así hicieron en Xinjian con los uigures y en Chechenia.

En Latinoamérica, siempre nadando contra la corriente, al tiempo que en Europa buscan ponerles freno a los invasores islamistas, los preclaros Lula, Chávez, Morales y Correa, les están abriendo las puertas.

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