lunes, 25 de octubre de 2010

SECUESTRADO Y TORTURADO POR INFORMAR LAS NOTICIAS

By UMAR CHEEMA
Islamabad, Pakistán Islamabad, Pakistan

Siendo periodista, siempre estoy en busca de una historia jugosa. El mes pasado se me ocurrió en una que recordaré para siempre: una operacion de tortura llevada a cabo presuntamente por matones de la agencia de inteligencia de Pakistán, bajo las narices del gobierno federal en Islamabad. Por desgracia, yo era el personaje central.
El 4 de septiembre, me dirigía a casa tarde en la noche de la cena con amigos cuando un grupo de 10 a 12 hombres pararon mi coche.
Vestían uniformes de comando, y las palabras "Sin miedo", estaban inscriptas en sus camisetas. Me capturaron, esposando mis manos y tapando mi cabeza y cara como si yo fuera un líder de Al Qaeda de alto valor. Luego me llevaron a un lugar secreto donde me desnudaron, me pusieron boca abajo en el suelo, y me ataron las manos detrás de mi espalda. Respirar era difícil ya que mi cara estaba muy ajustadamente envuelta.
Poco después, mis captores comenzaron azotar mi cuerpo desnudo con una larga pieza de cuero y una vara de madera. Yo no era consciente de mi crimen hasta que se me dijo durante la paliza: "Esta es la consecuencia de escribir contra el gobierno", dijeron mientras me golpeaban. El lenguaje que estos matones utilizaron para dirigirse a mi era soez-ellos sonaban como si estuvieran viviendo en la época medieval, tratando a sus conciudadanos como sus súbditos.
La tortura física duró casi media hora, dejándome con un dolor insoportable. Afeitarme la cabeza y las cejas siguio. A continuación, me tomaron fotos en diferentes poses humillantes.
Seis horas más tarde, fui arrojado a 120 kilometros de Islamabad con una advertencia: "Si le dices a los medios de comunicación acerca de esto, seras secuestrado nuevamente y nunca volveras. Y tus fotos desnudo seran puestas en YouTube."
Diez minutos después de ser puesto en libertad, tomé la decisión de hablar sin importar las consecuencias. Mis convicciones no pueden ser erradicadas con la tortura, me dije. Y este no fue el primer intento: yo estaba manejando también en diciembre de 2004, cuando un coche me golpeó dos veces, y me dejó con una fractura en la pierna izquierda que me mantuvo en cama durante seis meses.
Yo no puedo vivir sin libertad. Vale la pena cualquier precio, incluso la vida. La gente me pregunta qué lección he aprendido de este terrible episodio. Yo digo que me ha dado una nueva razón para vivir.
En lugar de someterme al miedo, he decidido formar una coalición de periodistas paquistaníes comprometidos con librar una lucha pública contra estos esfuerzos por reprimir nuestra libertad. Estamos también creando el Centro de Capacitación y Presentación de Informes de Investigación para cultivar una nueva generación de periodistas que continuen nuestro importante trabajo.
No fui el primero en ser torturado por tales matones, pero yo soy el primero en hablar en público y exponerme a riesgos más graves. Las noticias sobre mi terrible experiencia estaban en la televisión en cuestión de horas, lo que provocó la ira y condena en todo el país. El gobierno paquistaní una investigacion inmediata sobre el incidente.
Quién es responsable de este acto de barbarie sigue siendo objeto de acalorados debates. Pero los periodistas más destacados y los políticos en el país creen que los Inter-Servicios de Inteligencia (ISI)-la agencia de inteligencia controlada por el ejército, lo que equivale a la CIA de Pakistán lo llevo a cabo.
Hay muchas razones por las que sospechamos del ISI. Durante años, he escrito reportajes de investigación criticando al ejército, las agencias de inteligencia y el gobierno. Pero sólo la gente de la ISI me encaro, directa o indirectamente, cuando mis historias fueron publicadas. La agencia de espionaje tiene una historia de clasificar a sus críticos ya sean periodistas, políticos o simples ciudadanos.
Independientemente de quién cometió este crimen, los culpables deben ser llevados ante la justicia. En la cultura actual, matar a un periodista no es un gran problema. Hasta ahora, en 2009-2010, 23 periodistas han sido asesinados y 45 han resultado heridos, según la Unión Federal de Periodistas de Pakistán.
Sin embargo, en las últimas décadas ningún caso del asesinato de un periodista ha llegado a la fase de enjuiciamiento, según el Comité para la Protección de los Periodistas. La única excepción es el caso de Daniel Pearl, reportero del Wall Street Journal que fue secuestrado en enero de 2002 y decapitado un mes más tarde en Karachi. Dicho sea de paso, yo fui Periodista Compañero de Daniel Pearl en el New York Times en 2008.
A pesar que un órgano de gobierno está llevando a cabo una investigación de mi caso, si la historia sirve de guía la investigación llegará a un callejón sin salida y los elementos que buscan silenciarnos se envalentonaran. Le pido firmemente a la comunidad de periodistas en todo el mundo, con el World Editors Forum y otras organizaciones, esten con nosotros en este momento de crisis. El resultado de mi caso es fundamental para el destino de todos los periodistas en Pakistán y más allá.

El Sr. Cheema es un periodista de investigación del periodico en lengua inglesa mas grande de Pakistán, The News.
Fuente: The Wall Street Journal

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