lunes, 6 de diciembre de 2010

Wikileaks y Medio Oriente

Wikileaks y Medio Oriente

La gran conmoción y perplejidad mundial que produjo la revelación de 250.000 documentos consulares confidenciales de EE.UU., la mayoría de ellos rotulados de carácter “secreto”, divulgados por el portal Wikileaks -que fue objeto de ataques cibernéticos- y enviado a los diarios The New York Times, The Guardian del Reino Unido, al francés Le Monde, El País de España y el alemán Der Spiegel, puso en evidencia el pensamiento recóndito de Norteamérica respecto a sus aliados y enemigos, causando turbación en el primero y fastidio, complacencia, incomodidad e ira, según el caso, en los demás. En la filtración de Wikileaks a los medios, trascendieron las opiniones que les merecen a los embajadores de Washington, los presidentes de Estados y regímenes de casi todo el orbe. Naturalmente, la sensible y convulsionada región de Medio Oriente, no podía ser ajena al escudriño de los diplomáticos estadounidenses. Al respecto, The New York Times, publicó que el anciano rey Abdulá Bin Abdulaziz Al Saud de Arabia Saudí, actualmente de visita en EE.UU. por un tratamiento médico, aludiendo al programa nuclear de la República Islámica de Irán, en una conversación mantenida en 2008 con el entonces embajador de EE.UU. en Irak, Ryan Crocker, y con el general David Petraeus, quien estaba a cargo de las tropas de su país en Irak, actualmente comandante en jefe de las tropas aliadas en Afganistán, imploró a Washington que “cortara la cabeza de la serpiente” mientras aún se estaba a tiempo. Otro cable señala cómo el rey Hamad bin Isa al Khalifa de Bahrein, donde EE.UU. mantiene la base de su V Flota, insiste a Washington que el programa nuclear iraní "debe ser detenido". "El peligro de permitir que continúe es mayor que el peligro de atajarlo". El rey fue particularmente inflexible sobre este punto, del que se hicieron eco los príncipes citados dijo Adel Al-Jubeir, embajador de Arabia Saudita en Washington, quien recordó frecuentes exhortaciones del monarca a los Estados Unidos para atacar a Irán y así poner fin a su programa de armas nucleares.
Los mencionados comentarios demuestran, palmariamente, que lo más acuciante para el Medio Oriente no es la concreción de la paz entre Israel y los palestinos, ni la creación de dos Estados, ni mucho menos la construcción de unos pocos edificios en Jerusalén, como piensa equivocadamente EE.UU., sino neutralizar a Irán, cuyo presidente Mahmoud Ahmadinejad, quien amenaza constantemente con borrar a Israel del mapa o sin eufemismos cometer contra ese país un genocidio, es calificado por funcionarios norteamericanos, según un adelanto de Dier Spiegel, como “Hitler”. Otro documento clasificado, concerniente al régimen teocrático persa, afirma que el Líder Supremo de Irán, el ayatolá Seyyed Alí Hoseyni Jamenei, quien ostenta el poder real en la república islámica, padece un cáncer terminal y su muerte inminente abre un gran interrogante en cuanto a su sucesión, en especial siendo él, quien convalidó y brindó su apoyo irrestricto a la reelección de Ahmadinejad en los fraudulentos comicios de junio de 2009 que generaron gran cantidad de manifestaciones de protestas por parte de la oposición, que fueron brutalmente reprimidas.
Israel por su parte, quien demostró coherencia entre lo que afirmaba en privado y en público, no se considera dañado por las revelaciones emanadas de Wikileaks. Su primer Ministro, Binyamin Netanyahu, dijo que aquéllas, en el peor de los casos causaron cierta vergüenza a los funcionarios estadounidenses, al ser transcriptos cables diplomáticos que incluían el uso de términos negativos para describir a varios líderes mundiales. Netanyahu, agregó: "Se puede eliminar la teoría de que Israel es el obstáculo para la paz y demostrar que tenemos intereses mutuos". "Nuestra región ha sido rehén de una narrativa que es el resultado de 60 años de propaganda, que pinta a Israel como la mayor amenaza. En realidad, los líderes deben entender que esta opinión está en quiebra. Por primera vez en la historia hay acuerdo en que Irán es la amenaza." En su frente interno, Netanyahu, también salió fortalecido al conocerse que la líder de la oposición Tzipi Livni quien ha criticado a menudo al Primer Ministro por no llegar a un acuerdo de paz con la Autoridad Palestina, ahora por la filtración de los documentos publicados en WikiLeaks, quedó evidenciado que ella misma expresó dudas sobre la capacidad de la Autoridad Nacional Palestina para hacer la paz. Livni, de acuerdo a un cable enviado por el antiguo enviado de EE.UU. Richard Jones, les dijo a los senadores John Kerry y Christopher Dodd, que ella dudaba que podría llegarse a un acuerdo sobre el estatuto final con Abu Mazen (Abbas), y por lo tanto, el énfasis debía ponerse en reformar a Al Fatah para que éste pudiera batir a Hamas en las urnas.
La pregunta que se hace ahora Netanyahu es si los líderes árabes se animarán a admitir en público lo que dijeron a través de canales privados diplomáticos, que Irán es la amenaza principal para la región. Si lo admiten públicamente, pueden allanar el camino hacia la paz. "Si la exposición hace que los líderes de la región se abstengan de decir lo que piensan en conversaciones privadas, entonces tenemos un problema".
En medio de los pedidos de disculpas por la difusión de material clasificado por parte de los responsables de Wikileaks a los que los EE.UU. piensan querellar criminalmente, la secretaria de Estado Hillary Clinton afirmó que la filtración de documentos diplomáticos secretos de su administración por parte del portal, que calificó como un ataque no sólo contra los Estados Unidos, sino también contra la comunidad internacional, sirve para confirmar “que Irán representa una amenaza muy seria a los ojos de sus vecinos”, en referencia a los cables que aluden a la gran preocupación de los líderes del mundo árabe por las ambiciones nucleares del régimen de Mahmoud Ahmadinejad.
Rubén Kaplan
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