jueves, 7 de junio de 2012

Behaalotjá(Números 8-12) Behaalotjá

Behaalotjá(Números 8-12) Behaalotjá La Parashá de Behaalotjá nos habla de nunca menospreciar el alcance de la mano Divina de Hakadosh Baruj Hu. Nos dice el Pasuk (11: 23): “¿Acaso la mano del Eterno es demasiado corta?” “¿Hayad Hashem Tikzar?”. Sobre este pasuk, es de vital importancia entender, que cuando ponemos todo nuestro empeño en lograr algún noble objetivo, la mano poderosa de Dios completa el acto. Debemos saber que solo recibimos recompensa por el esfuerzo que hacemos y no por el éxito, ya que el logro sólo está en las manos de Hashem, y el intentar y volver a intentar está en las nuestras. * * * En 1° de Septiembre de 1939, Alemania declaró la guerra y atacó a Polonia. En ese momento, la gloriosa Ieshivá de Mir comenzó su milagrosa huida, de la ciudad de Mir (Polonia) a Vilna (Lituania), de Vilna a Keidan, de ahí a Moscú, de Moscú a Bladivostok, de ahí a Kobe (Japón) y de Kobe a Shanghai en China, (viajaron aproximadamente 10,000 km.), en donde estudiaron Torá cinco años sin parar, en un Beit Hakneset de lujo “Beit Aarón de Shangai”. El Rosh Ieshivá era nada más y nada menos que Rav Jaim Leiv Shmulevich (1902-1979), y el Mashguiaj Rujaní Rav Yejezkel Levinshtein (1885-1974), que como todos sabemos eran dos de los Rabanim más grandes de su tiempo. Poco antes de que comenzara la segunda guerra mundial, el Rav Abraham Kalmanovich fue a Nueva York para tratar asuntos de la Ieshivá de Mir y se vio imposibilitado de regresar a Europa, ya que la guerra rápidamente ardía en llamas. Cuando los 350 alumnos de la Ieshivá huían, al llegar a Moscú se vieron atrapados sin poder continuar. ¿Qué hacer? Al frente Rusia soviética y atrás el ejercito nazi. Por donde fueran asomaba la muerte. Los Rabanim dijeron: “Vamos a pedir permiso a la oficina de turismo para salir de aquí”. Parecía una fantasía, pues de Rusia Soviética nadie sale, y menos en guerra. Pero milagrosamente les dijeron: “Está bien, si ustedes son polacos los dejamos salir. Pero el boleto y permiso por 2 meses, les cuesta 170 dólares americanos por persona, en efectivo, y apúrense porque el tiempo corre”. Aproximadamente podemos decir que eran entre 500 a 600,000 dólares actuales, o sea un imposible. Los Rabanim dijeron: “¡Sí se puede!”. Contactaron a Rav Kalmanovich en Nueva York, juntó el dinero a tiempo, y llegó a Moscú en efectivo. Viajaron en el tren Transiberiano, con calefacción y en primera clase, en plena guerra, a 50 grados bajo cero, hasta llegar a Bladivostok. “¿Hayad Hashem Tikzar?”. Finalmente cuando llegaron a Shanghai (milagro tras milagro), venía la fiesta de Pesaj y no tenían Matzot ni vino, nuevamente contactaron al Rav Kalmanovich y le preguntaron: “¿Qué hacemos? ¡Necesitamos 2 toneladas de Matzot y por lo menos 2,500 botellas de vino!”. El Rav Kalmanovich habló a Los Ángeles y consiguió las Matzot y el vino. ¿Cómo mandarlo? El tiempo nos juega en contra, un barco normal no llega a tiempo. En ese preciso momento llegó el barco Roosvelt a las costas de California, dos veces más rápido que cualquiera, y el cargamento llegó a Shanghai dos días antes de Pesaj. “¿Hayad Hashem Tikzar?”. * * * En una ocasión llegó un Yehudí a consultar a Rav Meir de Premiszlan y le explicó que otro Yehudí había abierto un negocio similar al suyo y esto le estaba quitando clientes y por ende Parnasá. Rav Meir le contestó con una pregunta: “¿Has visto como beben los caballos en el río?”. “No”, contestó el hombre. “Primero se agachan, y con una pata mueven el agua, pues cuando ven su propia imagen creen que es otro caballo que les va a quitar su bebida”. “Pero cuando mueven el agua y ya no se ven entonces beben. No te preocupes, le dijo Rav Meir, lo que Hashem te designó en Rosh Hashaná, nadie te lo va a tocar, y recuerda que Dios le da sustento a todo ser viviente, porque Hashem por siempre, es todo favor. No te olvides de donde viene la fuente de la vida”. “¿Hayad Hashem Tikzar?”.