domingo, 10 de junio de 2012

El ciberterrorismo y el peligro del fin del mundo, tal y como lo conocemos

El ciberterrorismo y el peligro del fin del mundo, tal y como lo conocemos Es necesario ver a las ciber armas con la misma seriedad que a las armas químicas, biológicas e, incluso, las amenazas nucleares. La destrucción mutua asegurada por el uso de ellas, debe excluirlas de los arsenales de los Estados-nación. La evolución de la guerra cibernética al ciberterrorismo, proviene de la naturaleza indiscriminada de armas cibernéticas. Frente a una amenaza de replicación que no conoce fronteras nacionales, las armas cibernéticas pueden acabar con la infraestructura en todo el mundo, afectando a miles de víctimas inocentes en el camino. El riesgo de la total desconexión de las redes como Internet, con el consecuente caos en muchas organizaciones estatales y privadas del mundo, o fallos en el funcionamiento de plantas industriales y en la infraestructura de los estados, pondría en peligro miríadas de vidas. Estas reflexiones son de Eugene Kaspersky, nacido en Novorossysk, Rusia, el 4 de octubre de 1965, uno de los más destacados expertos en el campo de seguridad de la información en el mundo que ha escrito una gran cantidad de artículos y reseñas sobre el problema de la virología informática y participa regularmente en seminarios especializados y conferencias en todo el orbe. Kaspersky, luego de su estelar participación en una conferencia sobre seguridad y ciberespacio llevada a cabo en la Universidad de Tel-Aviv, Israel, dijo a los periodistas que el ciberterrorismo puede provocar el “fin del mundo, tal y como lo conocemos, si no hay cooperación internacional contra este peligro”. “Créanme si les digo que tengo miedo”. “No es la guerra cibernética, es el ciberterrorismo, y me temo que el juego acaba de comenzar. Muy pronto, muchos países de todo el mundo lo sabrán, sin sombra de duda”. La afirmación apocalíptica, genera escozor al provenir de alguien tan idóneo y reconocido. Además de obtener el título de ingeniero en la Universidad de Moscú, Karspersky se graduó en el Instituto de Criptografía, Telecomunicaciones y Ciencias Informáticas y trabajó en un instituto multidisciplinario de investigación científica hasta 1991. Empezó a estudiar los virus informáticos en 1989, cuando el gusano Cascade fue detectado en su ordenador. Desde 1991 hasta 1997, Eugene trabajó en el Centro de Tecnologías de la Información KAMI, donde desarrolló el proyecto antivirus AVP junto a un grupo de asociados (AVP cambió de nombre a Kaspersky Anti-Virus en noviembre del 2000). Eugene Kaspersky fue uno de los cofundadores de Kaspersky Labs en 1997. Fue precisamente este laboratorio ruso de seguridad informática -cuenta con más de 900 empleados, filiales en varios países, y un sistema de distribución mundial de su producto, y con ganancias multimillonarias- el que detectó recientemente en Medio Oriente el virus de espionaje informático Flame, el arma cibernética más sofisticada de todas las desarrolladas hasta el presente, que se cree es una continuación superadora de Stuxnet -una reciente publicación de ‘The New York Times’, afirma que su empleo fue aprobado personalmente por el presidente estadounidense Barak Obama- aunque más potente que el revolucionario gusano informático que hizo estragos en las instalaciones de infraestructura informática de la planta de enriquecimiento de uranio de Natanz en Irán, durante 2009-2010, período en el que desactivó más de mil centrífugas, retrasando significativamente su funcionamiento. Algunas de las particularidades del virus de espionaje Flame publicadas en el sitio web de Kaspersky, permiten considerarlo como un arma destinada a la ciber guerra. Logra entre otras cosas, hacer capturas de pantalla, activar micrófonos para grabar conversaciones como las de Skype sin que pueda ser advertido por el usuario del ordenador intrusado, mediante Bluetooth puede descargar nombres y números telefónicos, robar contraseñas, identificar otros dispositivos, enviar registros de tráfico y redirigir mensajes instantáneos. El Flame, cuyo presunto blanco principal es la información secreta del programa nuclear de Irán, puede pulverizar la seguridad de sistemas operativos que controlan el funcionamiento de centrales nucleares, eléctricas o fábricas de sustancias químicas, sin ningún inconveniente. Hace unos días, El viceprimer ministro israelí, Moshe Yaalon, insinuó que Israel (país al que Irán amenaza con borrar del mapa) podría estar detrás de la creación del formidable virus de espionaje informático. “Cualquiera que vea la amenaza iraní como un peligro serio, podría dar diferentes pasos, incluido éste, para hacerle daño”, declaró el político hebreo a una emisora de radio israelí. Asimismo, Yaalon señaló que Israel “es un país rico en altas tecnologías” y añadió que “este tipo de herramientas abren un abanico de posibilidades”. De acuerdo al ex asesor presidencial de EE.UU. para la lucha contra el terrorismo, Richard Clarke, de momento hay de 20 a 30 países que tienen todo lo necesario para llevar a cabo la ciber guerra. Entre ellos Corea del Norte, China y Rusia, que amplían sus capacidades virtuales para poder enfrentar los ataques. Alemania también está lista para participar en las operaciones en el espacio cibernético desde finales de 2011, según el diario germánico The Financial Times Deutschland que hace referencia a un comunicado del Ministerio de Defensa de ese país, la división del Bundeswehr con sede en la ciudad de Gelsdorf. Inicialmente, el Bundeswehr tenía previsto crear una división para desarrollar la defensa contra los ataques de hackers. Sin embargo, a partir de 2006 se inició la formación del “ejército de los hackers” que será capaz de llevar a cabo ciber ataques, ya que, según el Ministerio de Defensa, en las condiciones actuales es necesario saber luchar contra los enemigos en el espacio virtual. La nueva estructura incluye, sobre todo, a programadores, graduados en las universidades militares de Alemania. Un portavoz del Ministerio de Defensa ha asegurado que todavía no han tenido la oportunidad de participar en las operaciones militares. De este modo, esperan alcanzar el nivel de preparación de EE.UU. e Israel, que de acuerdo a los teutones, gastan cientos de millones de dólares para desarrollar sistemas de protección contra ataques de hackers. De acuerdo con fuentes militares, los ciber ataques a redes eléctricas y estaciones de abastecimiento de agua pueden tener consecuencias más graves que los ataques convencionales, sin ningún riesgo para los atacantes. Este tipo de virus puede ‘pulverizar’ la seguridad de sistemas operativos que controlan el funcionamiento de centrales nucleares, eléctricas o fábricas de sustancias químicas, sin ningún tipo de problema. El tipo de software malintencionado como el Flame, ya lo pueden desarrollar países como Estados Unidos, Israel, Reino Unido, India, Rusia y China a un coste de 100 millones de dólares. Kaspersky Lab añade que incluso los estados que no tienen recursos y plantilla necesaria para llevar a cabo estas investigaciones podrían, llegado el caso, secuestrar a los ingenieros o recurrir al servicio de ‘hackers’ para obtenerlo. Nadie sabe qué podría pasar, si los terroristas tuvieran acceso a tales sistemas. Rubén Kaplan http://www.rkpress.com.ar/