martes, 19 de junio de 2012

Elecciones: ¿Se convertirá Egipto en un segundo Irán?

Egipto se prepara para elegir a su próximo presidente entre dos candidatos, el fundamentalista islámico Mohamed Morsi y el ex dirigente del anterior régimen Ahmed Shafiq, que levantan serias sospechas en el actual momento de convulsión política. El incierto futuro político que se cierne sobre el país marcó la jornada de reflexión previa a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, que se celebrará hoy, y mañana, domingo. Y es que la sentencia del Tribunal Constitucional que invalidó el Parlamento dominado por los islamistas y dio luz verde a la candidatura de Shafiq ha añadido todavía más interrogantes al proceso de transición democrática que vive Egipto desde la renuncia al poder de Hosni Mubarak en febrero de 2011. Conscientes de lo que está en juego, los Hermanos Musulmanes evitaron movilizar a sus seguidores mediante manifestaciones y prefirieron llamar a los egipcios a votar en masa para evitar cualquier posible fraude que perjudique a su candidato, Morsi. En un comunicado, la formación islamista alertó de que la decisión del Constitucional o el reciente decreto ministerial que autoriza a los militares a arrestar civiles son algunas de las medidas con las que supuestamente se está preparando el terreno para una "contrarrevolución". Además de estas sospechas, la cofradía presentó a Morsi como el "candidato de la revolución" en contraposición a las fuerzas del régimen de Mubarak. Por su parte, Shafiq utilizó su cuenta de la red social twitter para mostrar su confianza en los jueces y organizaciones encargadas de supervisar el proceso electoral. El que fuera el último primer ministro de la era Mubarak intentó captar votos con la promesa de la recuperación de la economía y de la seguridad, en situación maltrecha tras la revolución. Asimismo, el general retirado volvió a lanzar guiños a los revolucionarios y a la minoría cristiana al defender la libertad de expresión, la participación política de los jóvenes y el respeto a todas las religiones en un estado civil. En las últimas semanas de campaña, ambos candidatos han intentado ganarse la confianza de aquellos sectores de la sociedad a los que atemoriza tanto el avance islamista que representan los Hermanos Musulmanes como un posible retorno al antiguo régimen de manos de Shafiq. Unos 51 millones de personas tendrán que decantarse por alguna de estas dos opciones en un proceso que contará con la supervisión de más de 14.000 jueces, repartidos en unos 13.100 colegios electorales de todo el país. El domingo, tras el cierre de las urnas, se procederá al recuento de los votos, si bien los resultados definitivos no se conocerán hasta el próximo 21 de junio. Con la atención puesta en la inminente celebración de comicios presidenciales, la reacción en las calles contra la decisión del Tribunal Constitucional fue muy tibia, pese a que en la víspera distintas fuerzas políticas la calificaron de "golpe de Estado". En comparación con pasadas marchas multitudinarias, apenas cientos de personas se concentraron hoy en ciudades como El Cairo o Alejandría para protestar contra la disolución del Parlamento y la continuación de Shafiq en la contienda electoral. Después de que la Junta Militar anunciase que recupera el poder legislativo debido a la disolución del Parlamento, persisten las dudas sobre si los militares cumplirán su compromiso y cederán el poder a una autoridad civil el próximo 30 de junio. También están en el aire el futuro de la Asamblea encargada de redactar la futura Constitución y formada esta semana pese al boicot de las fuerzas liberales, así como los poderes del nuevo presidente, lo que añade más incertidumbre al proceso. EFE